jueves, 8 de septiembre de 2011

Conociendo las carreteras indias

Mandawa, 5 de septiembre

Hoy a las 8 hemos quedado con nuestro conductor Rakesh Rej para comenzar nuestro tour indio. Después de despedirnos del maravilloso New King hotel nos pusimos rumbo a Mandawa. 350 kilómetros que con las carreteras indias inundadas por el fin de los monzones hemos tardado en hacer 10 horas.


Por el camino poco que contar. Un atasco terrible a la salida de Delhi provocó que tardásemos 2 horas en recorrer unos... ¿20 kilómetros? El desayuno lo hicimos en el McDonalds y hasta las 20 de la tarde poco más comimos. Hemos decidido llevar la dieta Lays que aquí hay que maximizar el tiempo y la bolsa de patatas fritas es muy recurrida. Si no nos entra diarrea es porque el dios del viaje y el señor Lays no quieren. Además con sabores como Spanish Tomato Tango (ketchup) nos sentimos como en casa.



Aún así, estas 10 horas en coche han sido cuanto menos interesantes. Vacas en la carretera que tienes que sortear, carreteras de doble sentido que realmente parecen de sólo uno que albergan auténticos lagos y fanganales, furgonetas llenas de gente que saludan felices y montones de autobuses.

Nuestro conductor Rach se ha hecho muy amigo de Encarna, aunque creemos que quien realmente le interesa es Diana, que dice que es como una estrella de Bollywood. Ir con él de conductor es toda una experiencia, las carreteras son bastante rectas, pero él va de lado a lado, haciendo adelantamientos imposibles, hasta el punto que acabó con el estómago de Encarna de tanto vaivén. Para entretenernos hemos tenido nuestros momentos Sálvame (Sálvame Toyota, Sálvame bad road, Sálvame adelantamiento) con sus mesas de debate político incluidas. Rach alucina con que seamos sólo amigos y ninguno estemos todavía casados, así que nos ha aconsejado que a partir de ahora nos casemos durante nuestro viaje a la India. Mabel se ha quedado con Julián por esto de ser los dos más rubios, Diana con Javi por ser más morenos y bajitos y Encarnita y yo nos hemos casado porque somos los más grandotes. Personalmente estoy encantado con mi señora y la trato como una Mahari que es la mujer del Marajá, es decir de mí.


Al llegar a Mandawa hemos visto la luz. Esta vez el dios del viaje nos ha premiado con dos estupendas habitaciones en un Haveli, que son unas típicas casas indias cuyas paredes están totalmente pintadas. El dios del viaje hoy ha sido especialmetne duro con Mabel, que la ha obligado a ir en la parte de atrás del coche (bastante incómoda por cierto) y llevar su mochila en el techo, por lo que cuando ha llegado al hotel se ha encontrado su ropa bastante húmeda. Según hemos llegado nos hemos ido a dar un paseo, ya que aquí anoche a las 18,30-19 de la tarde.

Nada más salir del hotel se nos han acercado dos chavalines hablando en castellano que nos han querido enseñar la ciudad, pero la verdad es que de noche poco había que ver. Su verdadera intención era llevarnos a la tienda de su familia para que compráramos algo. En Mandawa hay varios Havelis, pero de noche la pintura que los adornan no puede apreciarse bien. También hay un fuerte reconstruidon sin mucho encanto.


De vuelta al hotel hemos visto un espectáculo de marionetas bastante cutre, pero al fin y al cabo gratuito y hemos cenado (arroz, pollo, lentejas y todo ello bastante picante). En la habitación me he dedicado a animar el cotarro leyendo el futuro a Julián y mostrando algunos bailes bollywoodienses.

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