jueves, 8 de septiembre de 2011

Primera impresión en suelo Indio

Delhi, 4 de septiembre

A las 4 de la mañana por fin tocamos suelo indio. El viaje Moscú-Nueva Delhi fue bastante tranquilo, lo único destacable fue la botella de Chivas que se trincaron los dos rusos que iban entre Diana y Encarna. Por suerte, se comportaron y no tuvimos un "Melendinazo".

El aeropuerto bastante moderno, en la puerta nos esperaba la gente del hostel para llevarnos hasta él. Por el camino nos cruzamos con varios minitaxis típicos de la ciudad, una especie de motocicletas con remolque en los que la gente se monta. Aunque llovía a cántaros (es el final del monzón aquí), vimos escenas curiosas, como tres tipos subidos en una misma moto. Posiblemente borrachos.


Al llegar al hostel tuvimos nuestro primer contacto con las habitaciones de 3 euros. No son excesivamente limpias ni tienen grandes comodidades, de hecho el baño está fuera, pero para dormir unas horas son más que suficiente, pese a que el pobre Julián de primeras casi le da un chungo al verla. Además nos han regalado una botella de agua por persona. Eso sí, no queremos ni pensar cómo serán las habitaciones de 1,25 euros. Os dejamos un video para que veáis lo que es el auténtico lujo asiático.


Por la mañana fuimos a una especie de agencia de viajes para solucionar el tema de los transportes. Nos han ofrecido un coche con conductor privado por 230 euros hasta el día 17 que nos llevará de una ciudad a otra. En el precio hemos conseguido incluir una noche en un hotel en Mandawa que de primeras se cayó de nuestro itinerario, una visita con noche incluida al desierto y sus comidas, los trenes de Agra a Benarés, 7 coca-colas y el primer día en Delhi para visitar la ciudad. Después de contratar los transportes (tal vez caro, pero cómodo) y desayunar algo, nos hemos dirigido a visitar la ciudad.

La primera parada ha sido el templo hinduísta de Shree Lakshmi Narayan Mandir. De su interior no tenemos fotos ni videos, estaban prohibidos, pero podemos decir que nos ha gustado pese a que es bastante moderno. Fue construido en 1936, su interior se caracteriza por sus "decoradas deidades" propias de un todo a 100 chino. Aquí Diana y yo hemos empezado con buen pie y descalzos nuestro viaje, algo fundamental para entrar en todos los templos indios. El interior, la gente, los colores, todo nos ha dejado fascinados, incluso el niño de la entrada con una cobra que intentaba ganar algo de dinero con el turista.


De ahí nos hemos ido a la puerta de India, donde tal vez lo más interesante era ver a la gente jugar al Cricket, al lugar donde Ghandi fue asesinado y a la casa del presidente y el parlamento Indio. Estas dos últimas tal vez las construcciones más bonitas que hemos visto durante el día. De ahí y ya con bastante hambre, hemos ido al templo de la flor de Loto, una construcción bastante moderna para finalmente acabar en las calles del bazar donde se encuentra nuestro hostel, un lugar bastante animado en Delhi.



Hemos comido en un restaurante árabe y nos hemos dedicado a pasear por las calles del Bazar, llenas de comerciantes, bicicletas, turistas, locales y algunas vacas sagradas. Para ver todo con un poco de perspectiva hemos subido a lo alto de un edificio desde donde ver el movimiento y los colores que impregnan todo este barrio. El resto de la tarde y noche lo hemos gastado aquí. Para nuestro último día en Nueva Delhi dejaremos el fuerte rojo.


En cuanto a nuestro trato con la gente, los indios de primeras no son excesivamente pesados queriéndote vender cosas, te las ofrecen y si les dices que no, paran. De hecho el único pesado ha sido un niño que se ha agarrado a Javi como una lapa para que le comprase una pulsera con su nombre. En general son bastante respetuosos. Se puede decir que este primer acercamiento a la India ha sido muy positivo pese a que Delhi tampoco es una ciudad que tenga mucho que ver. El contraste, las gentes, los colores y en general su forma de vida orientada a la calle nos ha enganchado.

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