domingo, 11 de septiembre de 2011

La ciudad azul

Jodhpur, 9 de septiembre

A las 9,30 de la mañana ya estábamos camino de Jodphur. Llegamos poco antes de comer, pero realmente no comimos hasta que cayó la luz, había cosas que ver. Por el camino Rej nos torturó una vez más con el disco de Shakira que Encarnita le pasó. Está claro que en este viaje nuestra penitencia es la música, ya sea Shakira o la clásica música del Rajastán.


La primera impresión de Jodphur fue bastante mala, pero una vez que fuimos subiendo por la colina y vimos el fuerte que corona la ciudad la cosa cambió. Jodphur es llamada también la ciudad azul porque muchas de las casas están pintadas de ese color. De cerca la verdad es que el azul se ve teñido de basura, pero desde el alto del fuerte la postal de las casas a vista de pájaro sí es muy bonita.


Nuestra primera parada fue el propio fuerte de Mehrangarh. La entrada era bastante cara, 300 rupias incluyendo la audioguía en español, pero sí es cierto que es el primer monumento de la India que hemos visto realmente bien conservado y donde se ve que se invierte dinero. En el interior la gente se nos acercaba para saludarnos y hacernos fotos como pasaba en China. A Javi le quitaban las gafas para probárselas, Diana, nuestra estrella bollywoodiense era también muy cotizada. La verdad es que aunque aquí son muy educados en el trato, sí son bastante descarados a la hora de señalarte y hacerte fotos.


La audioguía en español más que contarte cosas sobre el fuerte, te contaba la vida y obra del último Marajá y lo maravilloso que era por conservar el fuerte de su propiedad. La crisis también ha llegado a Jodphur y el marajá de aquí ha tenido que alquilar habitaciones en el palacio en que vive, ahora convertido en un hotel de lujo donde la estancia mínima son 45000 rupias.

Después del fuerte fuimos a visitar un cenotafio cercano llamada Jaswant Thada, que es considerado el pequeño Taj Mahal del Rajastán. Un palacio de marmol muy bonito pero que en su interior no albergaba nada especialmente espectacular. Desde aquí las vistas del fuerte eran maravillosas y Diana aprovechó para hacer su foto plunge (¿se dice plunge?) en honor a Sole, vamos, que se tumbó en el suelo y la hicimos una foto.

Aparte de estos dos monumentos Jodphur tiene el actual palacio del Marajá y el mercado de especias a donde fuimos después. En el mercado de las especias pudimos oler los 4 olores-sabores de la India. Es curioso como estos chicos dicen que la comida de la India les cansa cuando llevamos una semana aquí (menos a Diana que es guay y le encanta esta comida) y sin embargo les encanta olisquear las especias indias.

Todavía sin comer (y eran las 19 de la tarde), fuimos a una tienda de pantalones rollo Natura donde Diana enloqueció. Aviso a Merino, vete haciendo hueco en el armario porque ya ha rellenado tres containers que llegaran la semana que viene. Rej nos llevó a un restaurante con unas vistas preciosas del fuerte, pero también con unos precios exagerados, así que aun teniendo el hambre que teníamos ya que desde el desayuno no habíamos apenas comido nada, los sibaritas prefirimos ir a un lugar más económico situado a las afueras.


Este sitio ha resultado ser según la guía Lonely Planet el lugar más animado de Jodphur, su nombre es On the Rock. Cenamos bastante bien aunque a la hora de pagar nos metieron una cerveza de más en la cuenta que reclamamos. Lo divertido vino a la hora de irnos. En el aeropuerto nos dieron un billete de 1000 rupias con celo que hasta el momento siempre hemos intentado dar en los sitios y siempre nos han venido a los tres minutos diciendo que les diéramos otro, que ese no valía. Al parecer aquí el dinero si tiene agujeros, celos o está ligeramente roto no vale y tienes que colárselo a otra persona. Los bancos no te los cambian.

Aprovechando que el restaurante era un jardín iluminado con velas y la luz era escasa decidimos colarlo nosotros por fin. La misión era sencilla, todos de pie, nos daban la cuenta, yo pagaba y salíamos corriendo a montarnos en el coche. Según llegó la cuenta, salíamos por la puerta, con la mala suerte de que justo cuando íbamos a montar en el coche nos encontramos con el chico del mercado al que Diana había comprado los pantalones y Encarnita se puso a hablar con él... no habían pasado ni tres minutos y ya estaba saliendo corriendo el chico del restaurante para decirnos que le cambiáramos el billete... así que nada, hemos decidido tomárnoslo como un juego y a partir de ahora vamos a intentar pagar con él siempre hasta que algún incauto se lo lleve.


Ya en el hotel, ducha y cama. Mañana tenemos tres horas hasta Ranakpur. Tesodhpur, la ciudad perdida de tesorito, se ha caido del viaje, no nos da tiempo a ir, allí los templos dicen que son guaaayssss.

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